sábado, 23 de mayo de 2020

Enfrentar el COVID-19 desde las áreas rurales, para salvar vidas y preservar la seguridad alimentaria.


Paulina Dalgo, voluntaria, La Ruta del Agro

 

No es un secreto que las zonas rurales tienen una situación compleja, enmarcadas en una economía informal y precaria, que según datos de la OIT del presente año, corresponde a un 81.1% a nivel país. En la economía rural, “la agricultura es clave no solo en términos económicos y de empleo, sino también de seguridad alimentaria, incluso durante la pandemia. Además, las medidas de paralización de las actividades, incluido el cierre de fronteras, están planteando el riesgo de inseguridad alimentaria.”

Pero para analizar que pasa en la zona rural y porque se incrementaría el riesgo de contagio del COVID19, debemos detenernos a pensar en los siguientes aspectos:

Las zonas rurales relacionadas al agro muestran indicadores muy preocupantes como los elevados porcentajes de pobreza y el acceso limitado a servicios básicos y al sistema de salud pública. En este contexto se reduce ostensiblemente la capacidad de respuesta frente a la pandemia.

Vemos como la situación socio-económica de los trabajadores con empleos informales se agrava cada día. Dentro de la población con un empleo informal en el agro, se encuentran las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas, quienes son los más vulnerables y por tanto, serán los más afectados, si no se toman las medidas necesarias para precautelar sus vidas y trabajos.

Para la OIT, “el contagio en las áreas rurales es inminente sino se toman medidas rápidas y adecuadas”. (…) En tal sentido, hay riesgos en cuanto a provisión de alimentos de las ciudades, pero también a la vida de las personas y  su seguridad alimenticia”. Esto se puede entender como exactamente el mismo reporte que hacemos desde La Ruta del Agro.

Como respuesta a este gran desafío, y en primer lugar, está el luchar contra el COVID-19 en las áreas rurales. Para ésto, la OIT propone sumar esfuerzos, establecer instancias de coordinación público-privadas, y construir estrategias que vayan más allá de la prevención o contención y especialmente que impliquen un diálogo social entre todos los actores relacionados al agro.  La mismas responde a tres ámbitos esenciales: prevenir el COVID-19 y salvar vidas; garantizar la seguridad alimentaria y, salvar las empresas, sentando las bases para la reactivación económica.

La OIT propone muchas más medidas, entre ellas la producción de campañas de prevención culturalmente aceptadas y los respectivos protocolos para prácticas saludables de prevención; la generación de empleos temporales para reducir la pobreza; las acciones de solidaridad basadas en el tejido social de las localidades; la promoción de ferias locales, etc.

Esencialmente las medidas de bioseguridad, con acciones de promoción, prevención y mitigación, permitirán el cuidado de la población rural, la inocuidad de los alimentos, la conservación del medio ambiente y la sostenibilidad de la agricultura.

Finalmente, es a este gran proyecto, el que la Ruta del Agro invita a sumar todos los esfuerzos para garantizar la protección de las zonas rurales, así como la seguridad alimenticia y sentar las bases para la reactivación de las actividades en el sector agrícola.

 

Foro Integración Agroproductividad 2020

La Ruta del Agro  abre espacios de encuentro para  presentar tendencias   productiva s , sociales, económicas y ambientales   de la región  ...