lunes, 22 de abril de 2013

El fomento a la productividad no solo es cuestión de tecnología


Por Christian Marlin

En las dos últimas  décadas el Estado ecuatoriano ha gastado cientos de millones de dólares en asistencia técnica, extensión rural y capacitación para pequeños productores, pero en el campo son muy poco visibles los cambios alcanzados. La gran mayoría de los cultivos de banano, arroz, café, cacao, papa, cereales se siguen manejando de igual forma que hace varias décadas; las vacas siguen produciendo sus 4 litros de leche/día y los agricultores dicen estar cansados de recibir talleres de capacitación. Mientras tanto la productividad de los países desarrollados se ha disparado y aún en los países vecinos como Perú y Colombia la productividad promedio ha mejorado sustancialmente.



Sin embargo a la par de este estancamiento general de la agricultura familiar existe también, en todos los cultivos, fincas campesinas exitosas, las cuales  gracias a la incorporación de prácticas y tecnologías innovadoras han conseguido excelentes niveles de productividad, que  garantizan  márgenes de rentabilidad interesantes. El desafío actual  consiste entonces  en poder  masificar estos procesos innovadores, en especial hacía  los productores más pequeños. Para lograrlo es indispensable analizar en detalle el comportamiento y la forma de pensar de los pequeños agricultores, los cuales no son homogéneos y  responden a una racionalidad que muchas veces esta fuera del entendimiento del Estado y de sus profesionales.


La posibilidad de incrementar el ingreso de las familias campesinas y alcanzar el Sumak Kausay esta estrechamente relacionado a su capacidad a mejorar la productividad de su actividad agropecuaria. Sin embargo es importante analizar el termino  “productividad” bajo 2 ópticas distintas: 

La productividad de la tierra (ingresos netos/hectárea) = (Valor total de la producción de la finca que se comercializa + valor de la producción auto-consumida – costos)/ Numero de hectáreas
La productividad del  trabajo (Ingresos/día/trabajador familiar): Valor total de la producción de la finca comercializada + valor de la producción auto-consumida – costos)/Números de días de trabajo de trabajadores  familiares; 

La racionalidad  de la Agricultura familiar consiste generalmente en maximizar el factor de producción más escaso. Es decir que en situación de minifundismo el jefe de hogar buscará maximizar el ingreso neto por unidad de superficie, intensificando el cultivo sobre las pocas superficies disponibles,  utilizando grandes cantidades de mano de obra, mientras que en situación de mayor disponibilidad de tierras  pero donde existe escasez de mano de obra el jefe de hogar buscará maximizar la productividad del trabajo, es decir el ingreso neto por día de trabajo, buscando el mayor rendimiento posible de la mano de obra, por ejemplo mediante mecanización o sistemas de producción que no requieren grandes cantidades de mano de obra. 

En muchos casos estos dos conceptos están interrelacionados, es decir que a mayor productividad por hectárea, mayor productividad del trabajo. Por ejemplo en un cafetal bien manejado de alta productividad por hectárea, la productividad del trabajo al momento de la cosecha puede ser más del doble que en un cafetal tradicional de bajo rendimiento. Pero en otros casos, estos conceptos pueden oponerse. Por ejemplo sería absurdo fomentar la mecanización de la cosecha para aumentar la productividad del trabajo de unos pocos,  en zonas donde existe grande disponibilidad de mano de obra desocupada, sin oportunidades de emplearse en otras actividades. 

También debemos entender que el pequeño agricultor que vive en situación de pobreza o extrema pobreza organiza su sistema de producción para minimizar los  riesgos, más que para maximizar los ingresos. Esta prudencia es totalmente  entendible, ya que  explica en gran parte  porque la agricultura familiar campesina ha logrado mantenerse en la historia a pesar de tantas adversidades (accidentes climáticos frecuentes, fluctuación de precios agrícolas imprevisible, explotación por parte de los intermediarios y de los usureros, etc…). Para fomentar un proceso de Desarrollo Rural Territorial  sostenible, es clave entender esta racionalidad de minimización de riesgos, ya que  en la situación de gran precariedad económica en la cual viven la mayoría de los campesinos, es prudente evitar tomar  riesgos que podrían llevar a la quiebra la Unidad de Producción Familiar. 
Generalmente la utilización de paquetes tecnológicos de alto rendimiento conlleva a  fuertes inversiones y a un  proceso de endeudamiento donde la principal garantía aportada por el agricultor es su propiedad, el único patrimonio del cual dispone….En caso de accidente climático o de problemas de comercialización el agricultor se encontraría en la imposibilidad de pagar su crédito y correría el riesgo de perder  su propiedad, por lo tanto hasta que estos riesgos no sean realmente controlados por diversos mecanismos (seguro agrícola, seguro de precio, venta a futuro, etc…), la mayoría de los pequeños preferirán usar  sistemas de producción tradicionales poco productivos, de pocos riesgos y por lo tanto más sostenibles en el tiempo.

Las nuevas políticas de fomento a la productividad diseñadas por el MAGAP buscan  tomar en cuenta esta racionalidad y esta heterogeneidad  de los pequeños productores al mismo tiempo  que buscan  ser sistémicas y orientadas a los siguientes objetivos:

Reducir los riesgos más importantes que enfrentan los pequeños productores como son los riesgos climáticos y los riesgos de comercialización, para que el agricultor acepte adoptar nuevas tecnologías más productivas y generalmente más costosas.

Incrementar la productividad por hectárea y/o del trabajo promoviendo la adopción de innovaciones tecnológicas validadas proveniente de la investigación (paquetes tecnológicos de alto rendimiento, prácticas agroecológicas) y la incorporación de prácticas innovadoras en los sistemas de producción campesinos.

La consecución de estos objetivos pasa por la puesta en marcha de Políticas e Instrumentos específicos que permitan enfrentar la problemática antes mencionada y que detallamos a continuación:

POLÍTICA DE REDUCCIÓN DE LOS RIESGOS QUE ENFRENTAN LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES:
Riesgo climático: 
El MAGAP esta  impulsando un sistema de seguro agrícola universal, con mecanismos de subsidio público, que permita cubrir un alto porcentaje de  las perdidas provocadas por accidentes climáticos cada vez más frecuentes y cada vez más imprevisibles.
Otra modalidad elegida por el MAGAP para  reducir los riesgos climáticos ligados a la falta de precipitación consiste en ampliar la áreas regadas, lo que permite además un aumento sustancial de los rendimientos. Los sistemas de riego fomentados por la Subsecretaria de Riego incluyen canales, pozos profundos o construcción de albaradas, así como sistemas de riegos parcelarios tecnificados.


Riesgos comerciales:
Las estrategias de reducción de los riegos ligados a la comercialización son diversas  pero por lo general en el caso de la agricultura familiar  apuntan a 2 direcciones; 
1) planificar los mecanismos de comercialización y de fijación de precios previo a la siembra, lo que permite al agricultor organizar su ciclo de producción contando con una seguridad de mercado.  Los instrumentos que contribuyen a esta estrategia son:
Un sistema de seguro de precio (venta a futura)
La suscripción de contratos de compra venta con compradores (públicos o privados) previa la siembra
El fomento de articulaciones ganar/ganar entre productores y agro-industrias
La implementación de mecanismos de control de precios para productos estratégicos y sensibles:
Precios mínimos de sustentación
Precios referenciales
La organización y facilitación  por el MAGAP de ruedas de Negocio sectoriales, Ferias Campesinas, Circuitos Cortos de Comercialización, entre otros

2) Reducir los riesgos de mercado, diversificando la producción entre varios cultivos, repartiendo así el riesgo entre varios mercados.

Riesgos crediticio: 
Muchos de los pequeños productores todavía no cuentan con los títulos de propiedad de su predio y por lo tanto no pueden acceder a una línea de crédito hipotecario.  Los que tienen sus títulos de propiedad al día, muchas veces no están dispuesto en hipotecar su finca a cambio de un crédito que siempre incluye un factor de riesgo no totalmente controlable por el agricultor. La política propuesta por el MAGAP para que este riesgo crediticio sea aceptable por el agricultor consiste en:
Implementar  mecanismos de garantía crediticia que evita las hipotecas (garantía quirografaria, garantía solidaria, uso de fondo de garantía).
Desarrollar líneas de créditos acompañadas de mecanismos de subsidios directos (temporales y regresivos en el tiempo) que permita amortiguar el riesgo inicial que conlleva la adopción de cualquier innovación
Promover el ahorro mediante formas tradicionales (por ejemplo la ganadería) o mediante formas más formales mediante Cooperativas de Ahorro y Crédito, Bancos Comunales, etc…


POLÍTICA DE INCREMENTO DE LA PRODUCTIVIDAD POR HECTÁREA Y/O DEL TRABAJO:

El incremento de la productividad, una vez controlado los riesgos inherentes a la adopción de una nueva tecnología, es el resultado de una combinación de factores humanos, económicos, ambientales  y tecnológicos que interactúen entre si y que requieren ser promovido por políticas específicas. Estos 3 factores deben ser tratados de forma sistémica para ser cubiertos de forma simultanea y articulada.

Factores humanos:
El pequeño productor para entrar en un proceso de adopción de  innovaciones requiere ser informado, motivado, capacitado y acompañado durante varios  ciclos de producción hasta que se empodere personalmente de la nueva tecnología y la pueda usar de forma autónoma y permanente. Este proceso debe ser el resultados de una Política de Extensión Rural territorial diseñada por el MAGAP que permita al agricultor sentirse acompañado y sostenido durante todo el proceso de adopción de la nueva tecnología. 

Factores económicos: El agricultor, una vez convencido y preparado para adoptar la nueva tecnología difundida requiere contar con los recursos suficiente para poder aplicar la tecnología recomendada. En muchos casos la aplicación de la nueva tecnología requiere de una fuente de financiamiento formal que sea oportuna y ágil para que el agricultor pueda contar con los recursos suficiente en los momentos requeridos. Para este efecto el MAGAP esta impulsando el desarrollo de servicios financieros de calidad utilizando diferentes mecanismos como son:
El BNF
Las Cooperativas de Ahorro y Crédito
El FICA (Fondo de Integración de Cadenas Agro-productivas) 
  • La Banca Comercial en convenio con el MAGAP
Factores Ambientales:  Con la finalidad de garantizar la sostenibilidad de los sistemas de producción de la Agricultura Familiar,  el MAGAP debe garantizar la preservación de las condiciones ambientales y agroecológicas en las cuales esta inmersa la agricultura familiar. Con esta finalidad el MAGAP esta fomentando las siguientes actividades:
  • Recuperación de suelos compactados
  • Fomento a los sistemas de producción agro-silvo-pastoril
  • Reforzamiento de la investigación para mejorar la eficiencia de la agricultura orgánica
  • Desarrollo de plantas de fabricación de bioinsumos
Factores tecnológicos: Para que el agricultor pueda aplicar la innovación recomendada por el servicio de extensión se requiere contar con la disponibilidad tecnológica en los territorios, y en condiciones de fácil acceso por el agricultor. Esta disponibilidad tecnológica incluye:
Acceso a material vegetal de elite (semillas o plántulas) certificado, producido por el INIAP, Universidades semilleristas campesinos o Empresas Privadas
Acceso a Agro-insumos ecológicos o convencionales que permiten garantizar una correcta nutrición del cultivo así como un adecuado control de malezas, enfermedades y plagas
Servicios de mecanización que contribuyen a mejorar la productividad y calidad del trabajo
Servicios de postcosecha y almacenamiento de la producción
Servicios de transporte que lleguen hasta los lugares de producción

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